.:: Historia de Puno

EL ORIGEN DE PUNO: SAN LUIS DE ALBA

"Antiguo centro minero de Puno" 1658-1668 - Ubicado a espaldas del tradicional Cerro de Kancharani, Puno.

Historia: Es una construcción de origen colonial hecha de piedra como asentamiento minero, constituyó un lugar donde se trabajaba la plata luego de ser extraída de las minas, mas precisamente para su tratamiento y fundición, actualmente mantiene su muro perimetral de piedra en algunos lugares de más de 4mt. de alto y 1mt. de espesor, en la parte mas alta hay muros que formaban varias filas de pequeñas habitaciones continuas a manera de celdas, se dice que allí vivían los obreros andaluces y vizcaínos, a continuación en la parte mas baja los talleres y un horno de trabajo, con restos de canales subterráneos para agua, canchas circulares seguramente para el almacenamiento y traslado del mineral, en la parte baja molinos de piedra y en sus alrededores restos de mineral de desecho, fue destruido a consecuencia de la rebelión de los hermanos Salcedo, en 1668 por mandato del Virrey Conde de Lemos acompañado del Padre Jesuita Castillo dispuso arrasar San Luis de Alba. Por la parte frontal transcurre un pequeño riachuelo que aumenta su caudal en temporada de lluvias, para el ingreso hay un puente de la misma época construido y armado de piedra de un arco con sostenimiento en ambas márgenes. De los centros de este tipo que existieron dada la alta actividad minera durante la colonia, hoy constituye la única muestra de su existencia, y que se puede apreciar en toda su magnitud.
Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación mediante R.D,N. Nº 296/INC-2003, por el Instituto Nacional de Cultura.
Se encuentra ubicado aproximadamente a 7 km. al oeste de la ciudad de Puno, en las cercanías al Santuario de la Virgen de Cancharani, en las faldas del cerro San José, allí se llega caminando en línea recta partiendo por la calle Puno desde la Plaza de Armas.
Características: Los registros históricos dan cuenta que en 1657, Joseph Salcedo desaguó la laguna de “Laycaqota” (Laguna embrujada) poniendo al descubierto yacimientos de plata, fundando el asiento minero de San Luis de Alba. Según informaciones del propio Conde de Lemos, habrían estado ubicadas cerca de la mina más de 2.000 viviendas, 4 templos y un hospital (De los Santos lugares de Jerusalem), ingenios y trapiches de mina. Además hay registros de que las 2.000 viviendas eran fundamentalmente para mitayos1 (viviendas pequeñas de no más de 3x3 m²), que existían una calle principal, una plaza, callejones secundarios, negocios como bodegas o pulperías, 311 casas de españoles y “canchas” o corrales de reposo de animales.
Decadencia: Comenzando por El Manto que está a dos kilómetros al occidente de la ciudad. El Manto actual, que está por desaparecer por la expansión urbana de Puno, es el lugar donde se desarrolló una de las más interesantes páginas de la historia de la Colonia en el Perú. Es el lugar donde existieron las famosas minas de Laykakota. De ellas se conoce, próxima al Manto y al costado de la pista vehicular, una bocamina con ingreso forrado en piedra, de la llamada mina Laykakota Baja. Aunque es un desagüe de la misma, se puede penetrar algunos metros; pero el aumento del nivel del agua y la oscuridad hacen imposible seguir adelante. En la parte alta de esta ladera, a 4000 metros de altitud, y a un costado del cerro Cancharani, se encuentra una pequeña llanura, que fue una laguna, en la que hay tres bocaminas con sus gradas de piedra que permiten bajar unos cuantos metros. Las bocaminas están inundadas, lo que impide seguir la investigación. En años recientes se ha construido un cómodo campamento minero al costado de la carretera, con la finalidad de profundizar las exploraciones. En efecto, para la información turística, deberíamos señalar que la rica mineralización de las vetas argentíferas de Laykakota, no pueden haber desaparecido al punto de no quedar rastro de ellas. Se sabe que las aguas subterráneas de la región constituyen un grave impedimento que, con la tecnología moderna, seguramente se podrá resolver y, así, se podrá reactivar estas fabulosas minas.
Los hechos que la historia de los eventos aquí ocurridos relata, en base a valiosos documentos encontrados en el archivo del Consejo de Indias de Sevilla, nos cuentan que los hermanos Gaspar y José de Salcedo, los protagonistas, explotadores de Laykakota, fueron los hombres más ricos de América y que sólo por el quinto pagaron sumas fabulosas al Rey de España. El turista nacional y extranjero no puede dejar de conocer tan fascinante cuanto trágica historia que, aunque brevemente, nos permitimos relatar a continuación consultando textos autorizados. Los hermanos de Salcedo eran andaluces: José, nacido en 1611 y Gaspar en 1618. De este segundo se sabe que apareció en el Altiplano alrededor del año 1654, después de haber servido largos años como soldado en los galeones de España y que en esa fecha tenía el rango de Capitán de la Provincia de Paucarcolla otorgado por el Virrey Salvatierra (1648-1655). El Virrey Conde de Alba le extendió el nombramiento de capitán de San Antonio de Esquilache, asiento minero que en ese año se había agregado a Paucarcolla (1656). Gaspar trabajó la mina de San Antonio de Esquilache, situada en la cordillera occidental en un antiguo volcán desgastado por la intemperie, a cuarenta kilómetros de Puno. Dicha mina se trabajó activamente hasta años recientes. El hermano mayor, José, tuvo menor suerte probando diversas actividades hasta que el año 1657, gracias a sus relaciones amorosas con la hija del cacique de Laykakota, pudo conocer la fabulosa veta que el cacique había tenido escondida por una pequeña laguna artificial. Se dice que la joven indígena fuese pariente de la nieta de Pachacutec Inca Yupanqui: Cusi Coyllor, (la que dio origen al conocido drama incaico Ollantay, al permitir que se enamorara de ella el General Ollantay que el Inca castigó con la muerte por tal atrevimiento).
Los hermanos de Salcedo se pusieron a trabajar la veta con tanto ímpetu y tal suerte que descubrieron que era riquísima. Se sacaba la plata pura con martillo y cincel y en tal cantidad que la mina tomó gran desarrollo. Acudieron muchísimos mineros españoles, especialmente andaluces, por lo que despertó la codicia de muchos otros, especialmente vascongados, que acudieron desde las minas de Potosí en donde no había más posibilidad de trabajo. Pronto se despertó la rivalidad entre los andaluces que trabajaban en Laykakota y los vascongados, ambos españoles.


"El antiguo Puno o San Luis de Alba", está al sur-oeste, a unos 15 km. de la "actual ciudad de Puno", con una altitud aproximadamente de 3,940 m.s.n.m. y ubicada en la ladera del Cerro Itapalluni, con un área aproximada de 10 mil m2. Todavía existe un murallón de 100 metros de largo, por 6 metros de altura, cuya estructura es de piedra picada a martillo y cincel con más de un metro de grosor, las paredes están construidas de piedra y barro, las puertas y ventanas de tipo escarzano, existen una veintena de celdas pequeñas de uso residencial, que seguramente fueron hechas para el personal de resguardo, para contrarrestar alguna eventual incursión de vascongados y vizcaínos.
San Luis de Alba, fue mandada a construir por José y Gaspar Salcedo cuando descubrieron las Minas de Laycca Ccota en 1657, que muy pronto resultaron fabulosas, pues en poco tiempo se convirtieron en los hombres más adinerados, y se llegó a decir que su riqueza no era igualada en América, por la cantidad de Plata que se podía extraer fácilmente de los mencionados yacimientos. De tal manera, que los hermanos Salcedo, eran muy generosos, por lo que habían encontrado bastante riqueza, y hasta que hicieron repartir 180 mil pesos entre la gente desvalida que acudía a él.
Se les tenía por hombres generosos, pero la actitud autoritaria, su ambición por ganar posiciones sociales y políticas y su menosprecio por las personas que se consideraban importantes, originó el recrudecimiento de una tradicional rivalidad entre los andaluces y vasconga­dos, momentáneamente aplacados, cuando los españoles se vieron obligados a unirse para defenderse de la rebelión indígena en la Paz en 1661, en el curso de la cual los indios asaltaron y saquearon Laycca Ccota, San Juan Bautista y otras aldeas cercanas. El 8 de marzo de 1666, atacaron a los vizcaínos un grupo de 900; después de un reñidísimo combate, vencie­ron los andaluces. En esta batalla, los Salcedo usaron balas de plata a falta de cobre, en aquel combate hubo muchos muertos y heridos.Pero, establecida la autoridad de los españoles, se acentuó la división entre ellos, generándose graves disturbios, que se iniciaron en 1665, siendo el Virrey el Conde de Santisteban, quien destacó como gobernador al Conde Ángel Peredo, que perdió la vida en los sangrientos sucesos, así como otras personalidades de la localidad.
Ese fue uno de los problemas graves que encontró el Virrey Conde de Lemos, al hacerse cargo del Virreinato por lo que decidió viajar de Lima a Puno, partiendo el 7 de Junio de 1668, pasando por Arequipa, Cusco y de allí a la Provincia de Paucarcolla. Desde que los hermanos Salcedo tuvieron noticias de la visita del Virrey, prepararon el recibimiento a lo grande, hasta construyeron una casa en el Asiento de Laycca Ccota, que costó un millón seiscientos once mil pesos, y adornaron lujosamente las habitaciones para que el Virrey la ocupe, y mandaron a cubrir los 3/4 de camino del Cusco a Puno, con valiosos aros adornados con objetos de plata.
El Virrey no entró a Puno por el lado del cementerio Santa Bárbara, hoy Arco Deustua, sino por el lado de Pirwa Pirwani o Camino Real Qhapaq Ñan. A medida que el Virrey pasaba por las calles con dirección a Laycca Ccota, las barras de plata eran colocadas y recogidas, rápidamente y coloca­das en igual forma el resto del camino que tenía que recorrer y fue acompañado por grandes comparsas de danzarines mineros vestidos de largos levitas con adornos y objetos de plata. El Virrey llegó al asiento de Laycca Ccota casi a la puesta del Sol. En la noche las luminarias en el asiento y las fogatas en los cerros vecinos, semejaban a los lejos, una hoguera iluminada del cielo estrellado en la tierra, legendaria de los Lupacas y Choquelas. Llegado al asiento, el Virrey recibió de manos de Molina un memorial escrito que acusaba en todas sus partes a los Salcedo.
El 12 de octubre de 1668, el licenciado Pedro García de Ovalle, dictaminó la sentencia a José Salcedo, a quien se le cortaría la cabeza y se la expusiera en la Plaza Pública de Concepción (hoy Plaza de Armas), destruyendo todas sus casas de Laycca Ccota y previamente cubiertas de sal. Cuando Salcedo supo la sentencia, trató de conseguir la apelación ofreciéndole al Virrey mucho dinero, pero el Virrey no aceptó la propuesta y la sentencia tuvo que ser cumplida.
A José Salcedo se le aplicó garrotes y fue muerto colgado en una pikota en un lugar denominado Orkapata. A Gaspar Salcedo se le impuso 6 años de destierro y la confiscación de sus bienes, se mandó a destruir el pueblo de San Luis de Alba el 17 de octubre de 1668; la destrucción duró una semana y sólo quedaron en pie dos templos y algunas chozas, cerca a las minas.
Mientras Malika, esposa de José Salcedo, en ven­ganza por la muerte de su amado y la destrucción de San Luis de Alba, hizo ahogar las minas de Layca Ccota, frustrando de esta manera la ambición del Virrey y cuando éste fue allí, a las minas, sólo encontró aguas verdes en el interior y nunca más se pudo extraer la plata de esas minas.
Después de haber cumplido la ejecución de la sentencia de los hermanos Salcedo y la destrucción de San Luis de Alba, ante la desesperación de sus pobladores era necesario reemplazar el pueblo destruido. Entonces el Virrey ordenó que las autoridades se trasladen con todas sus pertenencias, al igual que algunas imágenes de dos templos existentes en el lugar, a la iglesia de la Villa Concepción o iglesia de los españoles (hoy Catedral de Puno), asignando como Capital de la Provincia de Paucarcolla y bautizándola el día 4 de noviembre de 1668 como Villa Concepción y San Carlos de Puno. De fundación no hubo nada, porque no se ha encontrado hasta ahora un documento donde se diga que Puno fue fundado, o sea el acta de fundación, algunos equivocados con una simple ordenanza del virrey quieren demostrar como acta de fundación. (Prudencio Ramos Canaza). Fotos Eddy Jhon Photography.